En esta tercera semana de Adviento, nos proponemos profundizar en la reconciliación.
Conscientes de los conflictos que nos rodean y nos atraviesan, queremos disponernos a reconciliar: mirar primero nuestro interior para pedirle a Dios que reconcilie en cada uno nuestros dolores y fragilidades. Y con esta reconciliación, hacer posible que reconciliemos nuestros vínculos desde la compasión.
Que este tiempo podamos trabajar lo que necesitamos reconciliar para hacerle lugar a Jesús que quiere nacer en el pesebre de nuestro corazón.