“La Pascua del Señor no es un evento espectacular […] sino una luz que se abre paso poco a poco, sin hacer ruido, subrayando la humildad de la fe frente a las sombras del mundo.”

Con estas palabras, el Papa Francisco nos invitaba a ser “portadores de esperanza, en un mundo que sigue marcado por el sufrimiento y la violencia”, en las que fueran, tal vez, sus últimas palabras, durante la Vigilia Pascual del sábado 19 de abril de 2025. Hoy nos despertamos con esta triste y sorpresiva noticia de su Pascua, que fue así, sin hacer ruido, apagando una luz que fue capaz de encender millones de otras luces en nuestras maneras de pensar y vivir un modo de ser iglesia.

Gracias Francisco por hacernos parte de un sueño de Dios en el que seamos
#hermanostodos, pendientes de cuidado mutuo y de esta gran casa común que es nuestro mundo; nos animaste siempre a tener el coraje de vivir el Evangelio con alegría y sencillez; a
#hacerlio donde se haga escuchar la vida y la presencia de Jesús que camina con nosotros y en medio de nosotros; nos animaste también a encontrar sentido a nuestra existencia y a recuperar la importancia del corazón, ese corazón abierto que es capaz de acoger a todos: los diferentes, los olvidados, los excluidos, los rechazados. Nos llamaste a hacer pactos de confianza mutua donde prestemos especial atención y cuidado a los más débiles y vulnerables. Trabajaste y soñaste con esa Iglesia que se transforma desde la humildad, la tolerancia, el diálogo y la justicia social.
Nos pedias insistentemente que rezáramos por vos; hoy nos entristece tu partida y te pedimos que ahora reces por cada uno de nosotros para que con fidelidad, fe y confianza, sigamos construyendo esta Iglesia que va más allá de las estructuras y tradiciones; deseamos ser esa Iglesia que se levanta cada día en el amor mutuo, el perdón, el compromiso y la profunda alegría de vivir y llevar el Evangelio a todas partes.
Hoy, como siempre nos pediste, te decimos: “¡Rezamos por vos!”.
Descansa en Paz Papa Francisco.
