Nuestra Señora de la Visitación,
que se fue apresuradamente
a la montaña para encontrarse con Isabel,
haznos salir también para conocer
a los muchos que nos esperan
para llevarles el Evangelio vivo:
Jesucristo, tu Hijo y Señor nuestro.
Iremos rápido, sin distracciones ni demoras,
más bien con disposición y alegría.
Iremos tranquilos,
porque quien tiene en si a Cristo
lleva consigo la paz,
y el buenhacer es el mejor bienestar.
Nuestra Señora de la Visitación,
con tu inspiración,
esta Jornada Mundial de La Juventud
será la celebración mutua
del Cristo que llevamos, tal como tú lo hiciste.
Haz que sea una ocasión
para testimonio y compartida,
convivencia y acción de gracias,
buscando Aquél que siempre espera.
Contigo continuaremos
este camino de encuentro,
para que nuestro mundo
también se pueda reunir,
en fraternidad, justicia y paz.
Ayúdanos, Nuestra Señora de la Visitación,
a llevar a Cristo a todos,
obedeciendo al Padre,
en el Espíritu Santo. Amén.