Madre Elmina….yo camine por tu casa..
Madre Elmina, hoy aquí y ahora en este mes de junio del 2020, recuerdo mis pasos por tu casa, el perfume de los jazmines de tu patio, la belleza de las camelias en flor, la silueta del aljibe que aun esta de pie, como lo ilustran las fotos mas antiguas de la historia de tu casa que atesoran las Hermanas de la Congregación, tus hijas.
Siento que mi cariño y devoción hacia ti, fue creciendo con los años, a medida que conocía más detalles de tu vida, tu entrega amorosa por los más pequeños del Reino, junto a mi ser de mujer, madre y catequista del Colegio Santa Catalina.
Los días 10 de setiembre siempre había fiesta, celebraciones con las niñas y la comunidad Educativa todos participaban con alegría de estos festejos, todos aprendimos de tu entrega generosa y la obra que fundaste aún perdura con la gracia de Dios.
Tu vida y tus pasos fueron un aprendizaje para mi, tú ejemplo de entrega generosa y confianza plena en Dios Padre, me enseñó a caminar con otros, a contemplar la vida de las personas, compañeros y tantos otros junto a mi, que siempre tenía presente tus palabras como legado “Mi casa será la de ellos”. Cuando visitaba la capilla de las hermanas como decíamos cotidianamente, sentía y siento que es un lugar especial de oración. En una etapa de mi vida especialmente, cuando estaban por llegar al mundo mis nietos Lorenzo y Bernabé, gemelos, con un embarazo muy complicado su madre y frente a un nacimiento prematuro, rezamos tanto con mi familia y yo le pedía especialmente por la vida de estos niños…esa gracia me fue concedida…las hermanas también rezaron con nosotros.
Hoy Lorenzo y Bernabé, ya tienen 6 años. Y también los llevamos a conocer tu casa y caminan su etapa escolar por uno de los colegios que ella fundó. Me siento una hija tuya, sigo rezando y confiando en tu presencia en mi vida, en la salud de mis hijos, nietos y la salud te todos los niños del mundo, tus preferidos. Canto a veces esta canción tantas veces dicha…Madre me heredas tu voz…un modo de contemplar…cuanto hay que aprender.
Siempre fui de esas personas que le encanta las historias de mujeres que se animaron a más, que tuvieron el coraje y la valentía de jugarse…
En 1997 comencé a viajar a Tucumán por tareas de la Orden y de la Universidad y allí comencé a conocer la vida y la obra de la Madre Elmina...